PLAGAS MÁS COMUNES EN MÁLAGA

  • Chinches de Cama:
    Las chinches de cama son insectos que se alimentan de chupar la sangre de las personas e incluso de las mascotas. Son de un tamaño pequeño, que está entre los 5 y los 10 milímetros de largo, lo que hace que sean difíciles de identificar. Tienen un color rojizo.
    Las chinches de cama tienen predilección por instalarse en habitaciones, ya que es donde hay más lugares óptimos para su anidación: colchón, edredones, mantas, etc. Estos elementos les aportan una temperatura de total confort para hacer posible su vida.
  • Mosquitos:
    Los mosquitos son insectos voladores comunes que viven en la mayor parte del mundo. No todos los mosquitos pican a las personas o los animales. En los casos que pican a las personas, las reacciones más comunes son comezón e inflamación.
    Los mosquitos se sienten atraídos por el olor del ácido láctico, el ácido úrico, el amoníaco y otras sustancias que tu cuerpo emana cuando transpiras.
  • Picudo Rojo:
    Es una especie de coleóptero de la familia de los gorgojos, originario del Asia tropical. Es un gorgojo de gran tamaño, entre dos y cinco centímetros. Su color rojizo ferruginoso lo hace inconfundible.
    El Picudo Rojo es actualmente uno de los insectos más dañinos para las palmeras en el mundo, provocando por lo general, la muerte de la palmera.
    El picudo rojo se alimenta de la parte más tierna de las palmeras, tanto en el tronco como en la corona, hasta acabar con ellas. Los daños son causados por las larvas, que se alimentan con ayuda de sus fuertes mandíbulas hasta crear galerías y cavidades en la planta.
  • Oruga procesionaria del pino:
    Las orugas(fase de larva) están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire, por lo que pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta en los seres humanos, así como intensas reacciones alérgicas
    La procesionaria del pino es la plaga más importante de los pinares mediterráneos. La procesionaria ataca a los cedros y a todas las especies de pinos, tanto autóctonas como introducidas.
    Es esencial usar pesticidas que no dañen los árboles y, sobre todo, que no pongan en peligro a otras personas, animales o el medio ambiente.